Mary Carmen es hospedera en Las Huelgas. Entró en el monasterio cuando contaba 70 años, arropada del cariño de sus familiares, que contemplaban atónitos la vocación de su madre y abuela.
VIA LUCIS 2018
Por cuarto año consecutivo hemos celebrado en el Monasterio de Las Huelgas, poco después de la octava de Pascua, un Via Lucis por el pequeño claustro románico llamado “de las Claustrillas”.
Fue una feliz idea de D. Carlos Izquierdo, párroco de san Antonio Abad, que viniesen sus feligreses a rezar con la comunidad esta reciente devoción que cada año va teniendo más y más adeptos. Así como en el tiempo de Cuaresma los cristianos rezamos el Via Crucis, en el que meditamos y acompañamos al Señor en su camino hacia el Calvario ahora, en el tiempo de Pascua, meditamos y acompañamos a sus discípulos en el camino a Galilea, al encuentro del Señor resucitado.
En base a catorce textos de los evangelios donde se nos narran las apariciones de Jesús, los feligreses y la comunidad oramos y cantamos unidos, dando gracias por la siempre sorprendente presencia de Cristo vivo entre nosotros.
Como es lógico después ponemos en común, en pequeños grupos, lo que la Pascua ha supuesto para cada uno de nosotros enriqueciéndonos así unos a otros: monjas, catequistas, niños y mayores, religiosos y todo aquel que, voluntariamente, quiera compartir su experiencia del Señor resucitado.
Para celebrar que JESÚS VIVE, tomamos cordialmente un chocolate con unas pastas en el mismo claustro, antes de pasar al coro a rezar las Vísperas con la comunidad.
El esquema de nuestro Via Lucis es prácticamente el mismo año tras año. Lo que varía siempre es la huella que en el camino de nuestra vida va dejando la experiencia de Jesús resucitado, vencedor del mal y de la muerte, glorificado con Dios por toda la eternidad.
Que la alegría de Jesús resucitado nos acompañe siempre
Mary Carmen Sanjuan
Vivir la Semana Santa y la Pascua de Resurrección en el monasterio del Cister de Santa María la Real de las Huelgas, compartiendo con las monjas los tiempos litúrgicos de oración, ha sido una experiencia espiritual profunda y enriquecedora en muchos aspectos.
(Monumento en Jueves Santo)
La mente se sosiega, la oración se intensifica y la convivencia en la hospedería nos ha enriquecido al compartir mutuas experiencias.
Esto es lo que se vive en el monasterio, porque es lo que la Comunidad que lo gobierna tienen como vocación y lo ofrecen y comparten con todo el que lo busque. A ello contribuye notablemente el magnífico entorno, la cálida acogida de las hermanas, el silencio, el sosiego, la paz en un gran monasterio con amplios espacios exteriores y una recoleta Capilla donde compartir con la Comunidad el rezo de las horas litúrgicas y las celebraciones eucarísticas.
Todo ello ofrece un ambiente que genera calma y serenidad, junto a la oración de los salmos en comunidad con las monjas.
( VIGILIA PASCUAL )
¡PASCUA DE RESURRECCIÓN!
¡ALELUYA, ALELUYA!
Ya el espíritu en paz y enriquecida el alma con esa vivencia tan sencilla, profunda y gratificante, se regresa a la vida ordinaria en el mundo, al ruido y a las obligaciones personales, con una base interior rica y sólida para seguir caminando por la vida cotidiana, de una forma más segura y serena.
Vivir unos días de silencio en este monasterio es muy enriquecedor para el alma y la paz de espíritu.
Lucía, María Asunción y Mª Consuelo
Madrid
Con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, cuyo lema en este año 2018 fue: “La Vida Consagrada, encuentro con el Amor de Dios”, a iniciativa del párroco, D. Carlos Izquierdo, celebramos una Eucaristía dominical en el Monasterio de Las Huelgas (Burgos), a la que asistieron numerosos feligreses, así como miembros de las diferentes comunidades religiosas pertenecientes a la parroquia San Antonio Abad: Familia Salesiana de San Juan Bosco, Misioneras hijas del Calvario, Terciarios capuchinos (Amigonianos), los seminaristas del Redemptoris Mater y la comunidad cisterciense de Huelgas.
En este año tuvimos el gozo de contar con la asistencia del grupo de confirmación, jóvenes que han realizado diferentes momentos de encuentro con la comunidad de Las Huelgas, y a los que conocemos un poco más por los diálogos e intercambios tenidos en el locutorio con las monjas.
Fue un momento oportuno de seguir cultivando los lazos de fraternidad con toda la parroquia de San Antonio Abad (Burgos) a la que pertenecemos, y con todas las familias religiosas que embellecen la vida de nuestra comunidad parroquial.
Con el canto de entrada y la procesión inicial un miembro de cada familia religiosa llevó el icono de su logos y lo depositó en un lateral sobre un atril para que todos viéramos el don inmenso de Dios con la Vida Consagrada tan diversa.
Fue una celebración gozosa en la que todos participamos activamente con cantos, lecturas, preces y un agradecimiento final de la M. Priora, M. Mercedes Lorenzo, en ausencia de la Madre Abadesa.
A continuación M. Mercedes invitó a un pequeño ágape fraterno en donde pudimos compartir unas pastas y de nuevo comprobar la verdad del salmo: “Ved qué dulzura qué delicia convivir los hermanos unidos”.
M. Pilar Avellaneda
¡GRACIAS SEAN DADAS A DIOS!
El día 14 de agosto, con gozo la comunidad de Santa María la Real de Las Huelgas, se reunió en la sala capitular, una de las dependencias del monasterio donde se desarrollan las reuniones comunitarias privadas, para celebrar la iniciación a la vida monástica de nuestra hermana Mª Luisa Monsalve, lo que popularmente conocemos como la “toma de hábito”. Es un sencillo rito con el que se comienza el noviciado canónico. En él se pide la gracia de Dios para que preceda y acompañe a esta hermana en su camino monástico, en el cual da ahora los primeros pasos.
En este entrañable momento comunitario la hermana mantiene un diálogo con la Madre Abadesa, en presencia de toda la comunidad, en el que le interroga sobre su intención y libertad en este paso. La candidata a la vida monástica pide ser enseñada a seguir a Cristo, por el camino del Evangelio, según la Regla de San Benito y las tradiciones cistercienses. A esta petición la Madre Abadesa responde que Dios lleve a perfección la obra que ha empezado en ella, a lo que toda la comunidad se une con el amén. Unos minutos de silencio para orar juntas e intensamente por la hermana, y se pasa a la vestición del hábito, signo de conversión y deseo verdadero de renunciar a la mundanidad que se viste de prepotencia y vanidad, y dejarse revestir continuamente de Cristo, manso y humilde de corazón. Toda la comunidad la acoge con el abrazo de la paz y la alegría fraterna. Seguidamente marchamos a la Capilla para el rezo de las primeras vísperas de la Asunción de la Virgen con el corazón lleno de gratitud por el don de esta hermana para la comunidad.
Monasterio de las Huelgas (BURGOS) M. Pilar Avellaneda
Experiencia Didáctica de la puesta en marcha de “SAPIENTIA AMORIS”
“Sapientia Amoris”, este bellísimo camino formativo de nobles ideales, que pretende el anclaje de la teología en la tierra nutricia de la vida monástica –y de toda la vida contemplativa– en nuestra incipiente experiencia, está siendo un cauce propicio para un trabajo de formación permanente “comunitario”. El gran bien que hemos descubierto de este itinerario está en el especial acento en la dimensión comunitaria de la formación, donde la primacía está en el cultivo serio de la vida en el Espíritu –con hondura teológica y contemplativa- que disponga a renovar el espacio humano de la fraternidad en los monasterios.
Amar a Dios conlleva el desear saber lo más posible de Él, así como amar a Cristo implica buscarle, conocerle y reconocerle lo más posible. Amor y conocimiento se compenetran y alimentan mutuamente, y renuevan la vida fraterna como espacio humano habitado por el Dios Trino.
Con esta certeza en el corazón, hemos iniciado la puesta en marcha de este plan formativo con pequeños pasos que -a través de estas líneas- os compartimos.
En primer lugar, hemos realizado –tras la presentación oficial del plan– varios “encuentros motivacionales comunitarios” donde -en diálogo fraterno- hemos comunicado la identidad de “Sapientia Amoris”, qué busca, qué fines o meta tiene, qué espíritu mueve los estudios monásticos, la realidad de que este plan no busca un mero estudio sino una “reflexión orante” que toque la vida…y hemos despejado dudas, incertidumbres, incomprensiones y desalientos que mentalmente maximizan las dificultades.
Para ello nos hemos valido de la lectura y diálogos comunitarios de algunas páginas del nº 1 de la colección “Sapientia Amoris”, tales como: la presentación, el epílogo, el espíritu de los estudios monásticos (p. 266-271), la metodología explicada con detenimiento y refrendando preguntas y dudas.
Fue muy lúcido para todas ver la diferencia entre los estudios teológicos en una universidad, que se parecen más a un “torrente avasallador” de datos, y el ritmo de los estudios teológicos en un monasterio que se asemejan más al “rocío cotidiano” que cae sobre la tierra, que previamente han labrado la lectio divina y la liturgia. Así el estudio de Dios y el Opus Dei convergen en la misma realidad: la persona de Dios a la que queremos conocer más y más. Esta diferencia agradó y atrajo interés hacia el plan.
La meta de “Sapientia Amoris” -que se desprende de este primer número y que presentamos con detalle leyendo algunas páginas y comentándolas- es la renovación del espíritu de la comunidad. Esto convenció y abrió horizontes para entrar en el plan de lleno, involucrándose cada miembro; las edades, los deterioros físicos o psíquicos que frenaban el interés por esta formación se salvaron, ya que se intenta no la memorización de datos ni la mera erudición, sino la renovación del corazón y la vida de cada hermana y por tanto del cenobio. No es una formación en solitario, esta certeza gustó; y también atrajo el ser una formación con una fisonomía trazada por lo sapiencial y esponsal, rasgos con los que se identifican desde dentro los llamados a vivir una vocación monástica, tejida de escucha y de adoración, de sabor y de comunión.
Durante estos encuentros se ha tratado de aupar, levantar y hacer crecer el deseo de todas por entrar en un camino común de enriquecimiento mutuo, todas juntas sin excluir a nadie, cada una aportando la luz recibida, para conocer mejor la vida y la persona de Cristo, y configurarnos cada vez más con Él. La persona de Jesús y su relación vital con Él es el mejor móvil para la monja.
El espacio sagrado del monasterio se aunó en una “meta común” que inyectó una nueva ilusión a la comunidad, un proyecto común que atrajo a todas. Y con la reproducción del DVD de la presentación del plan, como acto comunitario, se cerró el primer periodo de motivación.
Ciertamente estamos en los inicios, pero hemos comprobado que el éxito de estos primeros pasos en la formación dependen del grado de implicación de todos los miembros de la comunidad –tengan la edad que tengan- y el trabajo en equipo es imprescindible, así como también la motivación de todas hacia un bien común.
Estamos aprendiendo –comunitariamente- a realizar una reflexión orante, donde el estudio se está convirtiendo en búsqueda de Dios comunitaria, amando las preguntas que de ella surgen, viviendo las preguntas y su espoleo como trabajo pedagógico personal y comunitario de toda la vida, aprendiendo a responder en lo cotidiano y a bajar a la realidad concreta lo reflexionado y orado.
Hemos seguido el paradigma de Moisés que se preguntó: ¿por qué arde esta zarza sin consumirse? y esta pregunta le abrió el acceso a Dios y a su diálogo, a partir del cual le cambió la vida. Nosotras hemos intentado entrar en el asombro de quien se abre a la escucha profunda de la Palabra para la que nació, también desde la formación que abraza la vida, en un peregrinaje sin parada hasta el final, y -en este momento de la historia del monacato- desde la dimensión comunitaria, respondiendo a Dios con una fidelidad cotidiana y sencilla, y una existencia “responsable” también en la formación.
M. PILAR AVELLANEDA RUIZ, CCSB
Un himno del tiempo pascual tintinea en nuestros oídos y nos invita cada día: “Hacia la aurora marchemos, de las tinieblas huyamos, porque no hay sombras oscuras ni tristezas a su lado”. Esta invitación de la Iglesia a sus hijos la hemos querido secundar recorriendo, un año más, las catorce estaciones de la Resurrección del Señor, lo que conocemos como “Via Lucis” o camino de la luz, una forma de devoción cristiana reciente que fomenta la meditación sobre la Resurrección de Jesucristo y algunas de las apariciones de Jesús resucitado y otros episodios registrados en el Nuevo Testamento.
Este encuentro, por tercer año consecutivo, lo hemos realizado en un marco lleno de belleza e historia, las claustrillas del Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas. Un lugar propicio para la rumia y meditación que la tradición monástica ama entrañablemente. Convocados por D. Carlos Izquierdo, párroco de San Antonio Abad, y la abadesa de Las Huelgas, M. Mercedes Amutio, numerosos feligreses y la comunidad participamos de este encuentro fraterno que posibilitó el mutuo conocimiento y la comunión entre los feligreses y las monjas de la comunidad.
Este año contábamos además con un grupo de estudiantes, monjes y monjas, de la OCSO y la CCSB, así como algunos alumnos benedictinos, y alumnas de la Orden de Císter, que con gozo participaron en el acto religioso. Con su presencia alegraron a todos en este encuentro fraternal, y con su participación en las estaciones del Via Lucis propiciaron un ambiente orante del que todos disfrutaron y se beneficiaron
Tras las catorce estaciones, los asistentes nos dividimos en cuatro grupos de diálogo en cada ángulo del claustro monacal, y en ágil diálogo compartimos la experiencia vivida en este día y durante el tiempo pascual. En esta gozosa collatio, libremente, cada uno exponía sus impresiones, su vivencia y su valoración de este camino de luz, convirtiéndonos así en piedras vivas del edificio de la casa de Dios por la comunicación, hoy tan enriquecida por los jóvenes en formación.
Damos gracias a Dios por la posibilidad de este encuentro, y animamos a la participación en sucesivos encuentros, para aportar al tejido parroquial cada uno su grano de experiencia y vida que ayude a caminar juntos hacia la misma aurora de Cristo Resucitado.
M. Pilar Avellaneda
Durante el Capítulo General que se ha celebrado en el Monasterio cisterciense de Santa María la Real de las Huelgas (Burgos) del 4 al 15 de septiembre, ha sido elegida Abadesa Presidente de la Congregación Cisterciense de San Bernardo, por un periodo de seis años, MADRE ANGELINES DE FRUTOS BENITO.
Después del Evangelio se procedió a la bendición de la abadesa, siguiendo para ello el ritual cisterciense.
Antes de concluir la Eucaristía, la nueva Abadesa Presidente subió al presbiterio para dar las gracias a todos los presentes.
Por último, a los acordes del órgano, y de nuevo en procesión, se dio fin a esta emotiva celebración dando gracias infinitas a Dios.
EL DÍA A DÍA DEL AÑO DE LA FE…
EN EL MONASTERIO DE LAS HUELGAS
Vuestras hermanas Cistercienses de Las Huelgas. Burgos.